A los 15 soñé con la vida perfecta (al menos para mí) estudiar diseño de moda, graduarme, conseguir un empleo en el que no tenga que ir de traje y mi principal función sea ser creativo y por supuesto (y como han sido lectores de este blog sabrán) enamorarme y tener una relación forever-after, recorrer el mundo y cuando me halla cansado de ver amaneceres en diferentes lugares (mentales) construir la casa de mis sueños...
¿Se puede ser más estúpido a los 15?
La cosa esta en que vivimos en un mundo en el que crecemos con el producto final y no con el proceso, o al menos no se esta consciente de ello. Madurar es en parte eso, entender que el producto final no es generación espontanea y que el proceso es lo que muchas veces no llega a completarse... No terminar una carrera, no mostrar un interés constante en una persona, entender que todo tiene un tiempo, entender que a veces no es suficiente y que habrá que intentarlo más de una decena de veces (no aplica para las relaciones).
El punto aquí es que estoy en un punto muy incomodo en mi vida, tengo y no tengo.
Me explico estoy en el paso de convertirme en un adulto (real) y no sólo por cuestión biológica, un adulto que tiene que conseguir un trabajo para pagarse su propia vida y hacerle frente a sus necesidades, un adulto que es capaz de salir con alguien por más de dos meses...
It´s not funny, el reto esta en conseguir un balance entre lo que quiero y entre lo que puedo tener,
Tal vez no consiga el trabajo de mis sueños y tenga que trabajar en una fabrica o Dios sabe dónde, tal vez el chico con el que salgo no aguante mi crisis existencial, tal sí, tal vez es hora de platicar conmigo mismo y ver a que acuerdo podemos llegar.
Dicen que todo cae por su propio peso.
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